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martes, 14 de diciembre de 2010
Leonel, todo es culpa de Facebook
La política, como el deporte, cuenta con un conocimiento colectivo entre los que la practican que evoluciona y pasa de mano en mano como la pipa de un brujo. Las buenas prácticas de ejecución, las tácticas y estrategias, las estadísticas de efectividad y hasta las tradiciones mediáticas en el arte de la comunicación política, son una biblioteca colectiva que los políticos se esmeran en comprender y perfeccionar. También igual que en los deportes hay estilos de manejo; un manager puede ser más o menos agresivo, un político puede ser más o menos carismático, puede que uno u otro recurra a estrategias más tradicionales, pero al final cada quien tiene su bolsa de trucos y un estilo en la toma de decisión que define su personalidad y su percepción pública. Nuestro presidente actual, el Dr. Leonel Fernández Reyna, ha sido sin duda un ejemplo de la comunicación y oratoria política. Ha sabido usar los medios a su favor, ha sabido enfrentar entre sí a sus enemigos y su librito es muy parecido (para no decir copiado) al de otro presidente, el Dr. Joaquín Balaguer. Durante años Leonel ha utilizado las enseñanzas de Balaguer para manipular las condiciones a su favor. Leonel cree que la inversión en infraestructura y otras inversiones duraderas e inmediatamente comprobables, garantiza su legacía y futuras reelecciones, cree en crear mística alrededor de su persona, cree incluso que el hablar pausado y con entonación balaguerista agrega credibilidad a sus discursos, cree que el pueblo dominicano no sabe lo que necesita, igual que Balaguer olvidó que es empleado de la gente y no viceversa y cree también que el silencio es la manera más eficiente de borrar controversias. Si le buscáramos una enana a Leonel para que barra el frente de su edificio, estaríamos frente a una copia carbón del Dr. Balaguer.
El librito de Balaguer ha dado buenos resultados al Dr. Fernández Reyna. Sólo hay que ver su trayectoria y sus 12 años como presidente (no cumplidos todavía pero elegido para los mismos). Es por ese éxito continuo e incuestionable, pero Leonel ha perdido el contacto con la tierra y se ha endiosado, creyéndose con dones sobrenaturales, con habilidades infalibles y con la suerte de un irlandés... ¿Quién diría que Mark Zuckerberg iba a ponérsela tan difícil a Leonel? ¿Quién diría que un gringo de 26 años iba a ser el que derrumbara el librito que Leonel heredó de su padrino? Facebook, la red social creada por él, junto a Twitter han redefinido el estadio donde se juega este partido. Así como las redes sociales han puesto en manos del consumidor el poder que antes tenían las marcas, ahora es en manos de los votantes donde está el poder que antes tenían los políticos. Ya los medios tradicionales no cuentan, ya las canastas de navidad no cuentan, ya los pollos lanzados desde camionetas no cuentan, ya los sobornos a locutores no cuentan, ya el Gobierno de la Mañana no cuenta... ahora, lo que pasa en el Congreso se sabe sólo segundos más tarde en todo el país, ahora los videos de la República que maduró Amarilla llegan a CNN el mismo día, ahora nos conocemos por nuestros avatars y no por nuestras caras, pero igual sumamos fuerzas y por primera vez, por lo menos por primera vez en 49 años, se une un país que necesitaba reclamar, que necesitaba respeto y voz y Twittea lo que quiere, y le da LIKE a lo que le gusta, y le da follow al que lo inspira, y le da RETWEET a lo que lo representa y se va de tú a tú con @margaritacdf y por fin, en un nuevo estadio con nuevas reglas que nadie en ninguno de los partidos entiende, el pueblo gana el primer juego de la temporada.
lunes, 13 de diciembre de 2010
Un blog por encima de las nubes
Había abandonado este blog, con mil razones, casi todas inválidas, pero el blog había quedado en las cosas importantes pero no urgentes. De pintor pasé a ser empresario, aunque siempre emprendedor. Tenía siempre las ganas de escribir, creo que me faltó tiempo y coraje. En momentos de claridad muy breves, alguno de esos momentos en que como el Aleph de Borges uno puede ver todo al mismo tiempo, pero que como un sueño de los buenos, al final uno nunca sabe si realmente pasó salvo por un misterioso olor a recuerdo que queda colgando de la boca. Hace algunos años mami me prestó un libro de Herman Hesse titulado "Pequeñas Alegrías". No recuerdo mucho el exacto contenido del libro, pero el mensaje que quedó en alguna parte, fue al realización de que la vivir no es ni será una prolongada y eterna felicidad, sino de encontrar lo pequeños momentos que nos proporcionan una alegría breve, intensa y recordarlos aunque sea fugazmente. Así uno va construyendo un muro, como pequeños ladrillos, que al final es lo que debiera llamarse vivir plenamente. Creo que al final Hesse y Borges hablan de lo mismo: ese momento de lucidez en que todo hace sentido, todo encaja, todo concuerda. Hace poco más de un año que mi esposa y yo venimos soñando y armando una pequeña casa en Jarabacoa, y sin miedo puedo decir que la loma, el río, sembrar una mata de aguacates junto a Camilo Venegas, un trago de whisky con los obreros, el sonido del serrucho mientras tumbara un tajo seco de una guama, las nubes debajo de mi terraza, el sonido alarmante del silencio, la primera fresa sucia de tierra que aplasto en mi boca de un arbusto propio, la ilusión de la casa en el árbol para Adriana, el imaginarme en mi mesa de tablón escribiendo algo, cualquier cosa, la chimenea todavía fría y virgen... ese conjunto de ilusiones y visiones que se construyen a 840 metros sobre el mar, han devuelto en mi algo que no sabía que extrañaba.
Por eso este primer post en mi blog abandonado hace años, todavía superfluo, todavía oxidado, pero con ganas como esa primera mata de aguacates en Quinta Rosa.
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